La historia de Campo Base comenzó en 2012 cuando dos habitantes de la ciudad, Nahuel y Shannon, se embarcaron en una búsqueda de una vida fuera de los caminos trillados. Sus caminos convergieron en las serenas montañas de Cajón del Azul, donde una pasión compartida por el voluntariado y el amor por la naturaleza florecieron en una sociedad. Juntos, imaginaron un lugar donde la gente pudiera reconectarse consigo misma y con el medio ambiente, un santuario que llamaron “Repuyen”, que significa “seguir un camino”.

Con recursos limitados y una determinación inquebrantable, transformaron un terreno virgen en un remanso de sostenibilidad y comunidad. Los primeros días estuvieron marcados por desafíos: falta de internet, agua corriente limitada y un solo edificio pequeño que llamaron “el Ranchito”. Sin embargo, estos desafíos se convirtieron en oportunidades para aprender, adaptarse y apreciar las cosas simples. Convertir un viejo barril de petróleo en un horno para hornear y reunirse alrededor del fuego bajo un manto de estrellas se convirtieron en rituales preciados.